Cae una banda de falsos guardias civiles que robaba pisos habitados

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Los nueve sospechosos, que iban armados con pistolas, simulaban registros por orden judicial.En una de las viviendas desvalijadas llegaron a agredir sexualmente a una de las víctimas.

Llevaban una vida discreta en dos pisos de Zaragoza que tenían alquilados y los vecinos nunca sospecharon de ellos. Pero ayer se descubrió que los cuatro suramericanos y el ciudadano español detenidos en la capital aragonesa el 1 de febrero, tras derribar la puerta de su vivienda en una moderna urbanización de Miralbueno, estaban involucrados en al menos cinco asaltos a viviendas habitadas, dos de ellas en Zaragoza, una en Pinseque y otros dos en Madrid y Toledo.

La banda estaba formada en total por nueve personas, en su mayoría colombianos, aunque también había un español. Y sus víctimas eran asimismo suramericanos a los que vigilaban estrechamente y seguían por la calle hasta que llegaba el momento de dar el golpe. Entonces se disfrazaban de guardias civiles y, provistos de numerosas armas, chalecos reflectantes y falsas placas de la Benemérita, entraban en los pisos simulando que llevaban a cabo un registro por orden judicial.

El ciudadano español era el primero que daba la cara, para dar credibilidad a la operación. Pero una vez dentro del piso, como ocurrió en uno de los robos cometidos en Zaragoza, las cosas se podían poner muy mal para las víctimas. Una de ellas llegó a sufrir una agresión sexual a manos de los asaltantes y a otra la amenazaron con cortarle un dedo del pie después de golpearla.

ARMA EN MANO En Zaragoza existe constancia de que desvalijaron dos viviendas, una en el barrio de Santa Isabel y otra en el de Las Fuentes, además de un tercer domicilio en Pinseque. Los ladrones se tomaban su tiempo (en un piso estuvieron cinco horas) y arramblaban con todos los objetos de valor que hallaban, desde dinero y joyas a móviles y ordenadores. En algunos casos, también se hacían con estupefacientes y con las ganancias obtenidas con el tráfico de drogas.

La investigación, en la que han intervenido policías de Madrid y Zaragoza y agentes del puesto de Villacañas (Toledo), empezó en marzo del pasado año. Ese mes, su primera acción delictiva consistió en un falso registro realizado en una vivienda de Ontigola (Toledo) de la que huyeron con 2.000 euros en efectivo. A continuación se registraron otros tres asaltos en Zaragoza y su provincia, siguiendo el mismo patrón, lo que despertó las sospechas de los investigadores.

En el momento de su detención, los presuntos componentes de la banda, que tenía otro piso franco en Madrid, se disponían a dar un golpe en la vivienda de un colombiano residente en Leganés (Madrid).

Esta víctima en potencia era espiada con el mismo sistema empleado en los casos anteriores y que implicaba seguimientos con equipos de transmisiones, turnos laborales para no tener que interrumpir el trabajo y la mediación de informadores que pasaban datos de las víctimas.

En el curso de las pesquisas, los investigadores localizaron varios escondites, habilitados en los coches de los detenidos, que ocultaban armas y municiones.

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  1. Que cosa mas extraña con las empleadas espiadas... la verdad es que no es algo que genere un buen ambiente laboral y sin duda es algo prohibido...

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Santa Isabel Tuya te agradece tú comentario. Un saludo.